Porque este tío está loco, y yo a los locos los entiendo muy bien. ¿Que hay que estar bailando todo el rato? Pues se baila. ¿Que hay que escapar a mil bombardeos y matrimonios por minuto? Pues se escapa. ¿Que hay que beberse en la escena inicial la cosecha del 89 enterita y desde la misma cuba? Pues mira, éso ya me costaría algo más, pero todo es ponerse. Las películas de este hombre arrancan siempre desde lo más absurdo y alto, y se mantienen ahí todo el tiempo: al final lo que pasa y si ganan los buenos o los malos no importa mucho, porque hasta el personaje más ruin de la historia no deja de tener su gracia y su tirón simpático. El milagro no es entender que así merece la pena vivir.
1 comentario:
Sí. Da la sensación de que la vida, con Kusturika, es más vida.
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