miércoles, 6 de agosto de 2008

...me hubiera gustado formar parte del equipo europeo de la Ryder Cup


Hasta hace no mucho, fuí un fanático del deporte: no es incompatible con la inteligencia, lo puedo certificar. De todos ellos, el que más me ha gustado (y me gusta) es el golf. Practicarlo, verlo, perfeccionarlo, compartirlo..., posee la peculiaridad de que precisamente por ser el más exigente, es el menos "competitivo" de todos. Yo me entiendo. Y de todos los torneos de golf (donde, como sabemos, se mueven premios en cantidades desorbitadas), ninguno comparable a la Ryder Cup, ese duelo entre americanos y europeos que resume toda una filosofía y un sentido de la vida. Por lo absurdo, por lo simple, por lo ambicioso, por lo "vivo": veinte tios tras una pelotita durante cuatro días, literalmente apostándolo todo, ¡y gratis! No hay dinero para los ganadores. Se representan a sí mismos, a lo que creen ser, a lo que quisieran ser. Este año toca.

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