Señor de horca y cuchillo..., siempre me encantó la expresión (¡y no me den ideaaaassss, que me caliento!). A veces tanto pensar cansa, quien diga lo contrario miente. Por eso apetece de vez en cuando embucharse en la piel de pantera, coger la lanza y ¡hala!, sin afeitar ni nada, lanzarse a inaugurar dinastías bajo las horcas caudinas (¿se dice así?) y sagas milenarias a tutiplén, al estilo culebrón arrebujao, los unos follándose a las otras y éstas pegándosela con los de más allá, etc. Pero claro, yo en plan Júpiter Imperator, el Wotan que todo lo sabe y lo puede y al que nadie moja la oreja. Lo que me iba a reir yo con según qué sibilas remolonas...
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