Y, por supuesto, haber dado con un filón narrativo y un personaje tan redondo y musical como el comisario Maigret. Nunca he tenido noticias de nadie al que no le gusten sus novelas..., o más concretamente las de Maigret. Lo curioso es que nuestro amigo Georges (un tocayo, como no podía ser de otra forma) las producía como churros : de una sentada, en una tarde, con un par de pipas bien cargadas y tres lingotazos de Chivas. Para mí que el tío ni se quitaba el sombrero al sentarse ante la máquina de escribir.
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