En las schubertiadas nunca faltaba Johann Michael Vogl, ese amigo cantante (por supuesto, barítono) que tenía la inmensa suerte de hincarle el diente, por vez primera, a los lieder que había compuesto la noche anterior el bueno de Franz. Imagino el regustillo que debió correrle por el cuerpo cuando se enfundó por primera vez el "Der Wanderer" D 649, o algunas de las estrofas finales del "Winterreise" (Viaje de invierno); a cualquier otro seguro que se le hubiera atragantado el té con pastitas. Pero, a Johann Michael no, él ya sabia que cuando Schubert se sentaba al piano había que ir ya comulgado y con el traje de morbideces de los domingos.
Wunderlicher Alter,
soll ich mit dir geh'n?
Willst zu meinen
Liedern deine Leier dreh'n?
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