Y reunirme con él a espaldas de la sinagoga a discutir sobre Dios (esta vez con mayúscula) y el infierno (sin), con la autoridad moral que a sus ojos confería tener una ocupación manual que dignificase la función intelectual : Spinoza pulía lentes, yo arreglaba relojes. En igualdad de condiciones, como debe ser.
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