¡Dormir!.. Tal vez soñar"
Una de las pocas frases del genio de Stratford-upon-Avon que resiste la traducción al castellano, se nota la mano de alguien que tocó varias teclas (actor, escritor, escenógrafo, director...). En ese lugar donde la leyenda se mezcla con el documento, caben los mecenas, seres para los que tener mucho dinero es un imperativo moral. Se conforman con vivir la gestación del Hamlet, montarlo y salvar sus dificultades, con añadirle quizás alguna línea o sustituir a algún actor enfermo y, finalmente, morir al ser idealizado por el autor en los rasgos de alguno de sus personajes.
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