sábado, 26 de mayo de 2007

... me hubiera gustado ser un personaje disparatado de "El Quijote"


Se puede pasar el día dentro del Quijote cervantino, igual que hubo una chica que se fue a vivir a un Chagall (gracias, Blanca Andreu). Es cuestión de proponérselo : yo me pido, ya puestos, ser Pentapolín del Arremangado Brazo, Rey de los Garamantas, enemigo declarado del Emperador Alifanfarón, de tan triste recuerdo. La obra magna de la literatura española es un ambiente que nos posee, un clima por el que transitamos durante el tiempo que tardamos en leerla..., y algunos son tan listos que se tiran toda la vida dando vueltas por la Mancha, cazando a Moby Dick, sondeando las islas de Grecia, en busca del tiempo perdido, oliendo las flores del mal, etc., etc. Demos gracias a que, aunque no tenemos la suerte de poder vivir de la literatura, al menos sabemos embriagarnos con su perfume. ¿Quién necesita más?
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1 comentario:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

El peligro de irte a vivir dentro del Quijote es que luego aparezca por allí Andrés Trapiello y te reescriba el final... Claro, que mucho eso que meterte dentro de un cuadro; imagínate que la chica de provincias, en vez de en un Chagall, se hubiera metido en un Grosz; o peor, en un Munch, y acabara secuestrado por los nazis, escondido, subastado o sabe Dios cómo.
Por cierto, un blog impresionante. ¡Menos mal que no estabas allí!